Mejora de la sanidad de la plantación.
• Mejoran la infiltración y retención del agua, a la vez que se favorece el drenaje del exceso de agua. Evitando suelos encharcados que implican problemas de asfixia radicular y hongos de suelo.
Aumento de producción de los cultivos.
• Evitan estrés hídrico que puede producir una reducción de la producción o calidad del fruto, obteniendo almendras vanas y pepitas arrugadas.
• Mejor resistencia a heladas como consecuencia de una nutrición más eficiente que proporcionará al almendro mayor cantidad de reservas.
Mejor calidad de fruto.
• La disponibilidad de elementos nutritivos en el momento adecuado proporciona un mejor calibre y dureza del fruto, además de una mayor homogeneidad de la pepita.
• Una nutrición más eficiente nos proporciona en la almendra mejores cualidades organolépticas. Mejor sabor y mayor índice de proteínas, grasas y antioxidantes.