Mejora de nascencia e implantación del cultivo.
  • Incremento de la actividad de las células germinativas en semillas. Una correcta nascencia nos asegura más plantas de colza por hectárea aumentando el potencial productivo.
  • Disminución de la densidad aparente del suelo, evitando problemas de compactación por el paso de la maquinaria, mejorando la nascencia en siembra directa. Se disminuye el riesgo de asfixia radicular por encharcamiento y la muerte prematura de los cultivos.
  • Mejora de la estructura del suelo, mediante la formación de agregados. El equilibrio entre macroporos y microporos mejora las condiciones del suelo para un correcto crecimiento radicular.

Aumento de la precocidad y producción
  • Aumento de la reserva y absorción de nutrientes del suelo, mejorando el desarrollo del cultivo.
  • Bioestimulación de la planta en los estados iniciales para alcanzar el estado de roseta antes de la parada invernal.